El Misterio Del Bellona Club by Dorothy L. Sayers

El Misterio Del Bellona Club by Dorothy L. Sayers

autor:Dorothy L. Sayers
La lengua: es
Format: mobi
ISBN: 9788426415127
editor: Random House Mondadori
publicado: 2006-07-14T16:00:00+00:00


14

Gran slam de picas

En la mañana del séptimo día después de la exhumación, que casualmente era martes, lord Peter entró briosamente en el bufete del señor Murbles en Staple Inn, con el subinspector Parker tras él.

—Buenos días —dijo el señor Murbles, sorprendido.

—Buenos días —dijo Wimsey—. ¡Escucha, escucha el canto de la alondra a las puertas del cielo! Ya estaría aquí, mi vida, mi bien, si hubiera tan etérea senda. Llegará en un cuarto de hora.

—¿Quién? —preguntó el señor Murbles con cierta gravedad.

—Robert Fentiman.

El señor Murbles soltó una exclamación de sorpresa.

—Ya casi había abandonado toda esperanza en ese sentido —dijo.

—Pues yo todo lo contrario. Me decía que no se había perdido, sino que se había adelantado. Y así es. Charles, vamos a colocar las pièces de conviction sobre la mesa. Las botas, las fotografías, los portaobjetos del microscopio con las diversas muestras. Las notas de la biblioteca, las prendas del difunto. Esas cosas. Y Oliver Twist. Estupendo. Y ahora, como diría Sherlock Holmes, nos pondremos tan imponentes que infundiremos terror en el pecho del culpable, aun armado de triple acero.

—¿Ha vuelto Fentiman voluntariamente?

—No exactamente. Se ha dejado traer, si se me permite la expresión. Bueno, prácticamente lo han arrastrado. Por brezales y pantanos, por riscos y torrentes hasta que…, ya sabe. ¿Qué es ese ruido en la otra habitación? Es… el estruendo inicial del cañón.

Era, en efecto, la voz de Robert Fentiman, y no de buen humor, por cierto. Lo recibieron al cabo de unos segundos. Saludó secamente con una inclinación de cabeza al señor Murbles, que le respondió con una envarada reverencia, y se volvió de forma brusca hacia Wimsey.

—¡Vamos a ver! ¿Qué significa todo esto? Primero ese maldito detective tuyo dándome la lata por toda Europa y al volver aquí, y de repente esta mañana me espeta que quieres verme por que tienes noticias de Oliver. ¿Qué demonios sabes tú de Oliver?

—¿De Oliver? —dijo Wimsey—. Ah, sí… Que tiene una personalidad muy esquiva. Ha sido casi tan escurridizo en Roma como en Londres. Fentiman, ¿no te parece raro que se presentara siempre en cuanto tú te dabas la vuelta? ¿No te parece curioso que siempre desapareciera de los sitios en cuanto tú ponías el pie en ellos? Casi tanto como que anduviera por Gatti’s con frecuencia y de repente se nos escapara. ¿Te lo has pasado bien en el extranjero, muchacho? Supongo que no querías decirle a tu compañero de viaje que él y tú andabais tras una alucinación.

El rostro de Robert Fentiman pasó por diversas etapas, desde la furia a la perplejidad y viceversa. Intervino el señor Murbles.

—¿Ha ofrecido el detective alguna explicación sobre su insólita conducta, al dejarnos en la inopia durante casi dos semanas acerca de sus movimientos?

—Me temo que soy yo quien le debe una explicación —contestó Wimsey, como quitándole importancia—. Verá, pensaba que ya era hora de poner la zanahoria delante del otro burro. Sabía que si fingíamos encontrar a Oliver en París, Fentiman se sentiría moralmente obligado a ir tras él. Es más:



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.